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JUSTICIA PROVINCIAL

Polémica con naranjitas: la justicia condenó a prisión efectiva por tentativa de extorsión y robo a un cuidacoche

El debate en el juicio puso al descubierto la falta de control municipal en las calles, aún en los lugares asignados a cooperativas donde se “subalquilan” los espacios a terceros. El condenado nunca entendió que era un delito exigir el pago en las condiciones en que lo hizo.

Naranjita condenado
NARANJITA CONDENADO. Exigió el pago, amenazó y robó un celular. | Cedoc Perfil

La condena a un naranjita que cuidaba autos en el Cerro de las Rosas y exigió, bajo amenazas, el pago a una automovilista que ni siquiera se bajó del auto, puede sentar un precedente de trascendencia.

El juicio se llevó a cabo en la Cámara 5a del Crimen, donde el juez Cristian Griffi sentenció a cuatro años y seis meses de prisión a Ezequiel Alejandro Pereyra, por los delitos de extorsión y robo en grado en grado de tentativa, y robo.

E 17 de mayo del año pasado, a las 20:30, en calle Tejeda al 4.500, Pereyra exigió un pago por estacionar en la calle a una mujer que no se bajó de su automóvil porque esperaba a su hijo a la salida del trabajo. La amenazó, se produjo un altercado, al percatarse de la situación, el hijo que salía de trabajar llamó a la policía que acudió y finalmente el naranjita intentó robar el celular del muchacho y se llevó el de la mujer.

En su alegato el fiscal Marcelo Fenoll explicó por qué consideró que tuvo una actitud extorsiva. “Son prácticas que pasaron de la mendicidad -ejercida por ancianos, mujeres en situación de vulnerabilidad social y discapacitados- a un copamiento de las calles mediante la ley del más fuerte”.

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Pero en este caso hay algo más. Pereyra no era parte de ninguna cooperativa, sino que pagaba al “naranjita titular” un canon o regalía para cuidar autos tres días de la semana, jornada completa. A su vez, en ocasiones él también delegaba la tarea a su hermano y su cuñada a quienes les cobraba el 50% de la recaudación. Es decir había un subalquiler de las calles, todo sin control municipal.

En el juicio, el fiscal le propuso un juicio abreviado, dándole la posibilidad de arrepentirse; pero Pereyra se mantuvo firme en su postura. Nunca entendió que exigirle dinero a la mujer, robarle el celular y amenazarla era delito.

Un detalle final. Tras escuchar la condena, le preguntó su nombre al fiscal y le advirtió que, cuando saliera en libertad, se volverían a ver.

Lo grave, además de conductas individuales como la que se puede leer en esta nota, es que el municipio prácticamente no controla si los cuidacoches que están en la calle, según los convenios firmados con cooperativas, lo hacen en regla. Si entregan comprobantes (formularios rosas) con el precio de la hora y la cantidad de tiempo en que un vehículo está estacionado. Si lo hiciera, quizás se podrían prevenir hechos como el que llegó a juicio y condena sólo porque hubo una denuncia inmediata y la intervención de la Policía.

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Un antecedente

El año pasado se registró otra condena a un naranjita. En ese caso, fue clave la declaración de un testigo que lo vio amenazar a un conductor con un arma de fuego. La víctima nunca fue encontrada, pero el alerta que dio el vecino que vio el suceso posibilitó la intervención policial y la detención en flagrancia.

En ese caso, la condena fue de tres años de cumplimiento efectivo.