ARTE
Un titulo injustamente olvidado

"Rolo, el marciano adoptivo", la obra de Oesterheld que sirvió de base a "El Eternauta"

Antes de escribir su gran clásico, el guionista había creado, junto a Francisco Solano López, esta historieta que adelanta todo lo que sucederá luego con Juan Salvo, sus amigos y la terrible invasión de los Ellos.

El Eternauta
El Eternauta | Netflix

El inmenso éxito de la adaptación que logró Netflix con “El Eternauta”, la historieta de Héctor Germán Oesterheld (guion) y Francisco Solano López (dibujo), hace olvidar que, antes de publicar este clásico moderno, la misma dupla creativa publicó “Rolo, el marciano adoptivo” (1957), una obra que adelanta los temas que posteriormente tratarán en la odisea de Juan Salvo y sus amigos, durante la invasión de los Ellos.

En esta historia, el protagonista es Rolo, un maestro de escuela primaria, presidente de un club de barrio, que junto a sus amigos, arquetipos de los personajes de la época (“Fierro” Lara, vicepresidente del club y tornero; “Fideo” Ribas, tipógrafo; “Crema” Pérez, emblema del porteño amante del tango; y “Mediavaca” Arrastía, peón frigorífico), enfrenta una invasión extraterrestre a fuerza de voluntad, picardía y sentido común.

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Presentación de "Rolo, el marciano adoptivo", con Oesterheld firmando como C. de la Vega

Juan Sasturain, el crítico que escribió los mejores ensayos sobre la obra de Oesterheld, detalló muy bien la importancia de esta historieta: “La novedad reside en que por primera vez –al no existir un héroe cuyo hábitat natural fuera lo fantástico– los personajes se revelan en la acción y se van haciendo héroes ante las circunstancias sucesivas. Lo que distingue a los protagonistas no es su excepcionalidad sino el hecho de ser enfáticamente corrientes, argentinos porteños, inclusive típicos, un exceso”.

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Y agrega un dato fundamental: “Los personajes argentinos entraban en la historieta de aventuras de la mano de un realismo costumbrista de rasgos a veces cargados –el Crema– pero con la intención de no bastardearlos en la repetición de esquemas adaptados o copia de modelos... El tema de la invasión extraterrestre era un lugar común de la época, Oesterheld no hizo nada más (ni nada menos) que pasará acá”.

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Rolo y su amigo "El Crema"

“Rolo” es el "borrador" que le servirá a Oesterheld para crear a Juan Salvo y sus compañeros de “El Eternauta”, hombres enfrentados a una circunstancia extrema, la invasión extraterrestre, que los obliga a sumar nuevos conocimientos sobre la marcha, sin tiempo para reflexionar demasiado.

Sasturain sintetiza muy bien este punto: “Esboza un modelo de héroe que se hace en la lucha codo a codo con sus iguales tras un objetivo que lo trasciende y contra un enemigo absoluto. Es decir que la condición del protagonista no está definida de antemano, sino que es el resultado de una voluntad laboriosa y consciente”.

Oesterheld retomará la idea y el formato en "El Eternauta" (porteños arquetípicos enfrentando una invasión extraterrestre), pero dándole mayor profundidad a través de su protagonista, el torturado Juan Salvo, que se debate entre su deber de combatir a los invasores y su desesperación por volver junto a su esposa y su hija.

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Rolo escuchando una transmisión de la Tierra, mientras se enfrenta a los invasores Parga

Los comienzos de Oesterheld

Carlos Trillo y Guillermo Saccomanno le hicieron una extensa entrevista a Héctor Germán Oesterheld que apareció en su libro “Historia de la historieta argentina” (1980).

Allí el guionista contó: "Empecé haciendo cosas de divulgación científica para la Editorial Abril. No, ya me estoy equivocando. Lo primero que salió mío fue un cuento para chicos en el diario La Prensa. En esta época yo tenía dieciocho años. Les estoy hablando del año ’40 o ’41”.

Héctor Oesterheld
Héctor Germán Oesterheld

Y confesó: “Después hubo un largo tiempo en que no hice nada y me dediqué a estudiar ciencias naturales: zoología, botánica, antropología, etcétera. En ese tiempo había que estudiar todas estas materias, y me recibí de geólogo. En ese tiempo, entonces, el arma que tuve para conseguir el trabajo en todas las editoriales fue mi conocimiento de estas ciencias. Y no me acuerdo cómo fue, a raíz de un cuento publicado por La Prensa, me llamaron de Códex solicitándome otro cuento. Pero eso ya era en el ’44 o ’45”.

Oesterheld luego contó cuándo escribió su primer guion de historietas: “Fue para la revista ‘Misterix’, ilustrada por Zoppi. Los personajes eran dos: Alan y Crazy. Eso debe haber sido, aproximadamente, por el ’51. Alan y Crazy duró muy poco. Después hice una de guerra, Lord Commando y enseguida una policial que dibujó Hugo Pratt: Ray Kitt. Entonces vine el primer pedido de una cosa importante, Césare Civita, el editor, me pidió una historieta con un piloto de pruebas. A mí me pareció que un piloto de pruebas era muy poco, que contaba con escasas posibilidades y resultaba bastante limitado. Por eso le fui agregando atributos y se convirtió en lo que después fue Bull Rockett”.

Gi