Una serie de denuncias y conflictos legales puso bajo la lupa la desaparición de obras y falta de transparencia en el manejo de colecciones de Diego Rivera y Frida Kahlo, las cuales están catalogadas como “monumentos artísticos de la nación”, que podrían haber sido vendidas en el mercado estadounidense.
La denunciante es Hilda Trujillo Soto, exdirectora del Museo Frida Kahlo y del Museo Anahuacalli, quien habló públicamente el robo de obras de arte y la presunta omisión por parte de los fideicomisarios, quienes, según ella, ignoraron evidencia en 2009 y 2013 sobre piezas faltantes en la Casa Azul.
Una de las piezas clave en las acusaciones es el diario personal de Frida Kahlo, del cual desaparecieron seis folios que fueron almacenados en una caja fuerte del museo. Al ser abierta en 2009, ya no estaban. Además, un informe en 2013 reveló la ausencia de varias obras del inventario original de Rivera, incluidas Frida en llamas y Libertad americana, supuestamente vistas en la galería neoyorquina Mary-Anne Martin Fine Art, que no se manifestó al respecto.
El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) negó haber autorizado la exportación permanente de obras de Kahlo o Rivera. Este señalamiento cobra especial importancia debido a que el propio Diego Rivera dejó en 1955 sus colecciones al fideicomiso istrado por el Banco de México (Banxico) con el mandato de conservarlas para el pueblo mexicano.
Trujillo Soto también asegura que fue despedida de forma injustificada por intentar exponer estas irregularidades, algo que el fideicomiso negó al sostener que su salida se debió a otras causas istrativas. Lo que también llamó la atención es que nadie dio explicaciones al respecto.
