OPINIóN
Universidad del Salvador

Francisco y el pensamiento latinoamericano: ¿continuidad en León XIV?

El trabajo pastoral misionero con las comunidades de la periferia, la adopción de la ciudadanía peruana y la elección del nombre de un Papa que instaló en la Iglesia el tema de la teología social podrían anticipar un rumbo cerca de “los descartados”. Análisis en profundidad.

Papa León XIV
Papa León XIV | AFP

Entre las particularidades que encarnó el Papa Francisco, resalta el haber sido el primer pontífice proveniente del hemisferio sur, en especial el primer latinoamericano. Más allá de la acepción geográfica, Francisco hizo de ser el primer papa latinoamericano mucho más que una anécdota para la enciclopedia.“Este papa es fruto de cinco siglos de experiencia de cristianismo en América Latina”, dijo el reconocido filósofo Enrique Dussel tras la visita de Francisco en 2016 a México.

Esta clave interpretativa sugiere que,sin ser ni pretender ser un intelectual, al menos parte de los soportes comprensivos de su pensamiento y práctica pastoral se nutrieronde algunas insistencias de aquel polifónico plexo de sensibilidades, preguntas, saberes y argumentos que se puede llamar pensamiento latinoamericano, teológico en primer lugar, pero no solo.

Bergoglio en perspectiva latinoamericana

La primera cercanía con expresiones de este pensamiento puede rastrarse durante su ejercicio sacerdotal en Argentina. Bergoglio adoptó como una de las raíces de su actividad la denominada teología del pueblo. En la atmósfera del naciente liberacionismo latinoamericano, esta vertiente teológica se caracterizó por buscar en la historia y la cultura latinoamericanas, y no en la sociología y la economía política, las claves de interpretación de la realidad de la región y las pautas de acción pastoral y social. Allí descubre el protagonismo del pueblo, realidad más fundamental que la del individuo o la de clase social, y la necesidad de orientar la acción no solamente hacia el pueblo, sino desde el pueblo mismo.

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Si Francisco fue el Papa de los pobres, León será el de los trabajadores

Esta vertiente estuvo cercana al esfuerzo reflexivo llevado adelante por las llamadas “Cátedras Nacionales de Sociología” en Argentina. El rechazo a marcos analíticos exportados y el reconocimiento de la densidad teórica de la experiencia histórica nacional y latinoamericana son pilares de esta reflexión, que Bergoglio compartió y sintetizó, en el prólogo a una de las integrantes de aquellas cátedras, la filósofa Amelia Podetti, como “pensar América desde América y como americanos”.

Esta perspectiva fue de la mano con una concepción de la historia de América Latina y de América Latina en la historia. Su interpretación de “la irrupción de América en la historia” como la posibilidad de percibir por primera vez al mundo como tal, verdaderamente universal, está en el origen de una atención especial por la tensión entre lo universal y lo local, preocupación recurrente en gran parte de la intelectualidad latinoamericana, alerta a las violencias de las supuestas universalidades abstractas que encubren particularidades proyectas sobre los otros.

El Papa León XIV rompe el tabú y llena de orgullo a Estados Unidos

Mirando esa historia tomó la clave de todo proyecto histórico, capaz de superar los colonialismos de ayer y neocolonialismos de hoy: la integración de la Patria Grande latinoamericana, posición que maduró en diálogos con el pensador rioplatense Alberto Methol Ferré.

Francisco: del “fin del mundo” al centro

Aquel “Padre Jorge” de Buenos Aires no dejó atrás “el fin del mundo”, como se autoidentificó en su primer mensaje al pueblo de Roma, sino que lo llevó consigo al corazón del centro de la Iglesia universal, y en él de la Europa Occidental.

En primer lugar, llevó y reveló el carácter evangélico y universal de la opción por los pobres, presente también en distintas modulaciones del pensamiento latinoamericano.Desde la elección de su nombre papal, su primer viaje fuera de Roma (Lampdusa), y de forma explícita en su programa pastoral (Evangelii Gaudium) Francisco recordó que en las entrañas de Dios y en la praxis histórica de Jesucristo, los pobres están en el centro. E insistió que deben estarlo también en el centro de las decisiones políticas y económicas, micro y macro, especialmente en un mundo asediado por una lógica del descarte que amenaza la vida.Esto lo pone en sintonía con la propuesta de una ética de la afirmación de la vida, humana y no humana, frente a la amenaza de muerte planetaria, desarrollada por distintos pensadores de nuestra región.

Concretó esa centralidad haciendo de las periferias, tanto geográficas como socioculturales y existenciales, un principio epistemológico, social, político e incluso teológico. Sumando su voz a la de muchos pensadores críticos que hacen de los “sures” del mundo su lugar de enunciación gritó desde el centro que la realidad se comprende mejor desde las periferias, y por eso las convirtió en su lugar para escuchar y mirar el pasado desde su reverso, el presente desde abajo y el futuro desde arriba, de donde viene la esperanza.

Otra de sus sintonías con el pensamiento latinoamericano fue la importancia dada al pueblo, tanto al pueblo fiel de Dios como a los pueblos de la tierra. La remisión a Rodolfo Kusch para aclarar el sentido de esta noción histórico-mítica y no lógica, testifica el trasfondo experiencial de la América profunda y su sabiduría. Pueblo concebido no como esfera sino como poliedro, del que, en primer lugar, hay que aprender, como hizo él mismo (“Yo soy argentino, educado por el pueblo argentino, con sus riquezas y sus contradicciones…”, recordaba en una entrevista).

Otra de sus sintonías con el pensamiento latinoamericano fue la importancia dada al pueblo, tanto al pueblo fiel de Dios como a los pueblos de la tierra"

También Laudato Si’, su encíclica sobre el cuidado de la casa común, puede sintonizarse con preocupaciones presentes del pensamiento de nuestra tradición cultural sureña. Especialmente con la sensibilidad que aportan los pueblos originarios, su memoria ancestral y sus luchaspor la naturaleza, la Madre Tierra.

Gestos al y desde el sur

Probablemente el aspecto más distintivo de la relación del Papa Francisco con el pensamiento latinoamericano no radique en la novedad de sus palabras, sino en el enraizamiento a través de una serie de gestualidades, que dan otro volumen. Baste solo recordar algunas: el haber ido -y no solo convocado- al encuentro de los Movimientos Populares de todo el mundo en Santacruz de la Sierra, Bolivia; el haber recibido a Gustavo Gutiérrez, considerado padre de la teología de la liberación, y sus sentidas palabras de despedida; y más recientemente, bajo su pontificado, la cumbre intercontinental: “Colonialismo, Descolonialización y Neocolonialismo: una perspectiva de justicia social y bien común”.

¿León XIV, otro papa latinoamericano?

Recientemente ha sido elegido el nuevo sucesor de Pedro, el agustino norteamericano Robert Francis Prevost que escogió el nombre de León XIV. Por su larga experiencia misionera y episcopal en Perú, y su más reciente presidencia de la “Pontificia Comisión para América Latina” la gravitación de un pensamiento latinoamericano en su papado se convierte en uno de los posibles puntos para el análisis sobre continuidades y novedades con su predecesor argentino, con quien estuvo particularmente cercano los últimos años.

Por el momento cualquier juicio al respecto es prematuro. Por lo pronto, tres elementos podrían constituir ejes de transición creativa y nueva proyección. Por un lado, su trabajo pastoral misionero sensible a las realidades periféricas; y por otro, su apropiación del suelo peruano, tierra de grandes pensadores que intentaron reflexionar y actuar desde la condición histórico-cultural latinoamericana. Finalmente, la elección de su nombre pontificio podría remitir a León XIII y la preocupación por las cuestiones sociales modernas desde el punto de vista de la los “explotados” de ayer y “descartados” de hoy.

*profesor de Filosofía de la religión y Teología en la Escuela de Filosofía de la USAL