Quedaron atrás los días en que el CEO de Tesla, multimillonario y dueño de red social X Elon Musk, y el siempre polémico presidente reelecto Donald Trump sonreían en el Salón Oval, aparecían en actos y eventos como estrechos aliados. Sin embargo, ratificando que en política las amistades no existen, solo hay alianzas, la de Trump y Musk ya no existe. El empresario se fue dando un portazo del DOGE, (Departamento de Eficiencia Gubernamental), y el motivo esgrimido fue el envío de ley presupuestaria de Trump, que no era lo severa o restrictiva que Musk esperaba.
Así, de un día al otro, Musk dejó de formar parte de la istración de Trump. Sus intereses han chocado. La propuesta de dicha ley incluía prórrogas a créditos fiscales que venían del primer mandato de Trump, a punto de vencer este año. La consecuencia será algún incremento del déficit fiscal, que Musk consideró "intolerable". En esa ley también se incrementaban la exención tributaria y el límite de la deuda (que pueda tomar EEUU), entre otras medidas.
Musk, sin medias tintas, dijo que era una "ley abominable” (“Big beautiful bill” para Trump), y no terminó ahí, en su red social X pidió a congresistas “matar dicha ley” (“Kill the bill”). Para el dueño de Tesla los congresistas que votaron a favor se han equivocado. La ley fue aprobada en su trámite inicial por la Cámara de Representantes el 22 de mayo pasado, por gran mayoría. Sin embargo, todavía resisten algunos parlamentarios republicanos que piensan “corregirla” en la Cámara Alta.
Cuando la pelea escaló, Musk reaccionó agresivamente ante las amenazas de Trump desde su red social “Truth” de poner bajo la lupa los subsidios a Tesla y otras de las empresas de Elon, señalando que con eso "también podríamos ahorrar billones y billones de dólares". Según algunos medios económicos, Musk busca reducir precios para perjudicar a sus rivales y quedarse así con una mayor cuota de mercado. Aunque inicialmente perjudique sus ventas…

Musk también acusó a Trump de que “mantener el recorte a los incentivos de vehículos eléctricos y de energía solar”, y destacó que es injusto que no toque subsidios de energía (petróleo y gas) para eliminar “la montaña de gastos llenos de amiguismo” en dicho proyecto de ley. La guerra entre ambos "chicos superpoderosos" recrudeció cuando Musk menciona en X “que soltaría la gran bomba” y señaló que Trump se encuentra en los vergonzantes archivos del suicidado Jeffrey Epstein, que incluían toda clase de abusos a menores, pedofilia, prostitución. Musk borró este sábado ese posteo vinculando a Trump con Epstein, un gesto tal vez de tregua, pero el escándalo del mensaje inicial ya era incontenible. En redes, se sabe, los mensajes pueden borrarse, pero alguien siempre los guardó.
La respuesta de Trump fue hablar de "negocios turbios" entre Tesla y el partido demócrata, bajo el mandato de Biden. En medio del fragor de esa batalla con final abierto, Musk llegó incluso al extremo de sugerir un “impeachment” contra Trump. En los hechos, Musk puede hacerle daño a Trump, porque es indiscutiblemente un “líder de opinión pública”, su influencia en la gente joven es enorma y cada cosa que afirme se multiplica en instantes a escala global. Es nada menos que el dueño de una plataforma que millones de personas usan a cada instante en el mundo.
De su lado, Trump posee el impresionante aparato estatal y eso también implica enorme “poder de fuego” contra el dueño Space X, quien amagó con desmantelar su nave espacial “Dragon”. Sería crucial observar si el impacto de dicha disputa afecta a la opinión pública. Al mismo de estos devaneos con Musk, Trump mantiene su enfrentamiento con China con la guerra de aranceles, trama que Beijing replica endureciendo su política de licencias para exportaciones de tierras raras.
Las tierras raras son un elemento clave para industria tecnológica, militar y de energías renovables. Como vemos, los nombres más poderosos de EEUU en medio de todas estas disputas esconden sus propios intereses.
Steve Bannon, fanático trumpista, pidió que se investigue el “estatus migratorio de Musk”, llegando al extrema de señalar que el sudafricano “es un inmigrante ilegal y que debería de ser deportado”. Bannon itió que hizo esta sugerencia a Trump. Algunos sospechan si, ante ante la escalada del enfrentamiento con Musk, no haya sido el propio Trump quien le ha encomendó a Bannon esa declaración. Similar a la era del Macartismo, la istración Trump parece llamar “inmigrante ilegal” (con el senador Joseph McCarthy era la acusación de “comunista”) a todo extranjero que se anima a criticarlo. Puede ser que, al igual que en tiempos de McCarthy, Trump desate una caza de brujas sobre sus detractores.
Musk fue un generoso aportante (260 millones de dólares) a la campaña de Trump, y este último correspondió declarando como "actos terroristas" los ataques vandálicos que se repetían contra autos Tesla, como forma de expresar el rechazo de parte de la opinión pública a las políticas implementados por Musk desde el DOGE, recortando personal y subsidios.
Al fin de cuentas, siempre vale recordar que no existe la amistad en política. Solo hay sino intereses y alianzas.
* Lic. en Ciencias Políticas