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Estados Unidos

Presupuesto público y política exterior

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Presupuesto público. Es la expresión financiera de un gobierno. | Bloomberg

Un tema poco estudiado en los estudios de política exterior es su relación con el presupuesto público que envía el presidente al Congreso.

Entendemos que el presupuesto público es la expresión financiera de un gobierno para materializar su ideología a través de las políticas públicas. En nuestro caso de análisis, la política exterior de los Estados Unidos. Así, cuando el presupuesto es de la primera potencia del mundo, este también afecta a todo el orden global en la misma lógica que en la dimensión interna. En este sentido, este año el gobierno de los Estados Unidos publicó el conocido The President’s Fiscal Year 2026 Discretionary Budget Request. ¿Cómo afectará esto en el mundo?

Lo primero que se menciona como máxima prioridad es un “aumento sin precedentes para la defensa y la seguridad fronteriza”. El gasto en defensa aumenta un 13%, y para la seguridad interior, casi un 65% “para garantizar que los organismos que repelen la invasión de nuestra frontera dispongan de los recursos necesarios para llevar a cabo su misión”. Para que no queden dudas, se deja expresamente aclarado que “el gasto no relacionado con la defensa se reduce en US$ 163 mil millones, es decir, un 22,6%”.

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La argumentación se refuerza al sostener que esto se basa “en la promesa del presidente de lograr la paz a través de la fuerza”, que reconstruya “nuestro ejército, restablecer la disuasión y revivir el espíritu guerrero de nuestras Fuerzas Armadas”.

¿Cómo se relaciona este ítem de seguridad y defensa con la política exterior?

Esta “prioridad” se orienta a “reforzar la seguridad y la soberanía del país; disuadir la agresión china en el Indo-Pacífico; y revitalizar la base industrial de defensa de Estados Unidos”.

La relación con el mundo y los organismos científicos internacionales se tensiona al proponer “el dominio energético estadounidense” y cancelar la “nueva estafa verde” de las “energías renovables poco fiables”. A contrario, se apuesta por “producir abundante energía fósil”, lo que lo alejaría de los acuerdos multilaterales sobre el cambio climático.

En la carrera global por la competencia del espacio ultraterrestre, “el Presupuesto reorienta la financiación de la NASA para vencer a China en su regreso a la Luna y poner el primer ser humano en Marte”.

A su vez, se propone la reorganización de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), integrándola en el Departamento de Estado, con el objetivo de satisfacer las necesidades actuales. Asimismo, se contempla la eliminación de personal no esencial en Usaid que haya sido contratado con base en Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) y bajo las prácticas de preferencia.

Se aprecia un abordaje diferente en la salud interna referido a “combatir el azote de las drogas mortales que han asolado las comunidades estadounidenses”. En relación con lo externo, “el presupuesto da prioridad a los recursos de la DEA contra los traficantes de fentanilo y otras drogas peligrosas que están provocando la crisis de sobredosis en Estados Unidos”. Este tema está tensando las relaciones con China por la supuesta provisión de este país al ingreso de la sustancia. Para ello, “esto incluye reorientar el gasto exterior de la DEA hacia regiones con organizaciones criminales que trafican cantidades significativas de drogas mortales hacia Estados Unidos: México, América Central, América del Sur y China”.

Resulta interesante la propuesta de “apoyar la inteligencia artificial y la investigación cuántica”, como uno de los temas centrales de la agenda internacional que ha comenzado a ser la disputa científica del futuro entre Estados Unidos, China y la Unión Europea.

El mundo observa cómo se están recalculando los planteamientos iniciales del gobierno y cómo la realidad de la interdependencia hegemónica cuadrangular se consolida.

* Profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Austral.